martes, 17 de diciembre de 2013

Papiromanía en Fuerteventura

El pasado fin de semana paseamos Papiromanía por Fuerteventura. Estuvimos arropados por amigos entrañables, de los que permanecen en el corazón aunque haya olas de por medio, con los que  comparto recuerdos que nunca se borrarán.

Por si fuera poco, conocimos nuevas personas que nos abrieron el corazón tanto como su casa, con los que compartimos mesa, conversación y vida. ¡Sólo podemos decir GRACIAS, GRACIAS, GRACIAS!


miércoles, 11 de diciembre de 2013

Papiromanía en Fuerteventura este viernes 13 de diciembre

Tal como reza el cartel, este viernes trece de diciembre les esperamos en Puerto del Rosario (Fuerteventura). ¡Un fuerte abrazo!

domingo, 24 de noviembre de 2013

Papiromanía en Círculo Cultural de Telde.

Presentamos en Telde nuestro libro Papiromanía.

¿Dónde?: En el Círculo Cultural de Telde, que tiene su sede en el Molino del Conde, Calle Roque n 119. Un lugar con mucho encanto ya que se trata de un antiguo molino de agua restaurado parcialmente. 

¿Cuándo?: El viernes 29 de Noviembre a las 20:00 h.

Esperamos contar con tu presencia, si bien coincide con otra presentación muy interesante. El que fue maestro de ceremonias de nuestra primera presentación en Las Palmas, Alexis Ravelo, presenta en Las Palmas de G.C. su La última tumba, en el Ámbito Cultural del Corte Inglés, en Mesa y López, a las 7:30 del mismo viernes 29.

Desgraciadamente, no siempre se puede tener todo y a veces la vida nos obliga a elegir. ¡Ojalá se dieran más este tipo de tragedias!









martes, 1 de octubre de 2013

El camino del tabaco, de Erskine Caldwell



Los barriles de tabaco que durante decenas de años rodaron sobre un camino en los campos de Georgia le hizo adquirir la firmeza del asfalto. Con los años, desaparecerá el cultivo del tabaco, y también el del algodón que le sucedió, y llegará el tiempo de las hilanderías en las ciudades. Pero el camino del tabaco sigue allí, junto a familias de agricultores ancladas a la tierra, que se resisten a separarse de ella y quedan expuestas a la pobreza, el hambre y la enfermedad. Estamos a principios del siglo XX en un estado del Sur de Estados Unidos.

El escritor Erskine Caldwell sufrió el secuestro de sus libros y la censura, y por otro lado, paradójicamente, un gran éxito de ventas.

La historia de El camino del tabaco es simple, como sus personajes, que a la vista del lector podrían padecer cierto retraso mental. Este maltrato a sus personajes fue reprochado también a Caldwell.

La novela recuerda la ambientación de Las uvas de la ira. Tiempos en que una gran población campesina en Estados Unidos padeció un capitalismo salvaje en desarrollo que fue abandonando el campo. Los campesinos de Caldwell tienen que elegir entre quedarse donde siempre o emigrar a las hilanderías de la ciudad. Y eligen quedarse junto a la tierra.

De los muchos hijos de Jeeter Lester, los que han tenido un poco de luces han abandonado el hogar sin querer volver a saber nada de él. Han quedado junto al padre, su mujer, la abuela, la hija imposible de casar debido a su feísimo labio leporino y el varón más pequeño. A la hija más pequeña, de doce años, se la acaban de quitar de encima casándola con un vecino, con el que se niega a acostarse. Y el varón más pequeño se casa durante la novela con una dudosa predicadora mucho mayor que él, seducido no por ella, sino por el flamante automóvil que acaba de comprar con todos los ahorros que ha recibido en herencia de su difunto esposo.

Sin que el autor haga ningún tipo de valoración, presenta un panorama desolador. Los personajes rayan la animalidad, movidos por instintos básicos y mínimos, sin capacidad de decisión, ni de planificación. Pero, ¿tienen en sus manos algún hilo de su destino? Quiero creer que sí, pero señalemos que ni siquiera tienen los alimentos necesarios para desarrollarse. Son víctimas de la pelagra, por ejemplo, una enfermedad producida por la falta de vitamina B3.

Caldwell recurre al diálogo y la descripción de comportamientos y situaciones sin entrar en ningún tipo de valoración. Un estilo que se emparenta con el cine. Ricardo (enlace a su blog Sufro de Sueños) había llamado nuestra atención hace meses sobre una obra de Caldwell atípica, vanguardista, quizá experimental, que extrema esta reducción: El sacrilegio de Alan Kent

Como lector, no puedo acabar de entender, la “intención” de El camino del tabaco, sin considerar algunos datos biográficos del autor. Esto presupone demasiados puntos de partida: que una novela no es independiente de su autor, y que éste tiene una intención. ¿Demasiadas premisas? Quizá la cuestión es simplemente leer.


domingo, 15 de septiembre de 2013

Los siete locos, de Roberto Arlt

Los tipos raros escriben libros raros, podría ser el título de esta entrada. Roberto Arlt no se propuso ser distinto, lo era, se lo propusiese o no. Estaba convencido de que sería capaz de inventar aparatos, servicios y productos de éxito, muchos de ellos francamente extraños. Dice la Wikipedia que ideó unas medias reforzadas con caucho que a decir de un amigo parecían botas de bombero. Sus personajes inventaron rosas galvanizadas o tintes que permitían en aquellas épocas lejanas de principios del siglo XX disfrutar de perros verdes, azules o malvas. Estas ideas estrafalarias podían darse de bruces con las realidades físicas o químicas. Por suerte para Roberto Arlt, y para todos sus lectores, en la literatura operan otras leyes, que también son de equilibrio, pero que el escritor argentino sí supo descubrir y aprovechar con fortuna.

En Los siete locos los personajes se conducen por fuera de todas las vías convencionales. Para empezar, tienen nombres más o menos usuales pero, paralelamente, una especie de apodos que podrían ser nombres de cartas del tarot. Que uno de ellos sea El astrólogo dispara esa intuición. Más ejemplos son El hombre que vio a la partera, o El buscador de oro. Todos ellos van entramando una literatura que recuerda lo surrealista, lo expresionista y lo existencialista. El astrólogo tiene toda una filosofía sociológica que empeña en la creación de una sociedad secreta. Sostiene que las bases ideológicas en las que se sustente deben atraer a la masa, y, necesariamente, ser falsas, e incluso contradictorias.

El protagonista, Erdosain, es un cobrador de recibos que ha estafado a su empresa apropiándose de los importes. Desata la historia debido a su necesidad acuciante de devolver las cantidades robadas en un corto plazo. Esto conllevará un secuestro y un asesinato. Pero Los siete locos no es en absoluto una novela negra, ni ninguna otra clase de novela donde la trama sea relevante. Esa trama es tan solo el hilo necesario  que hace que una serie de personajes den razón de sí con sus monólogos, sus diálogos, sus actuaciones e interactuaciones, sus interpretaciones del mundo y de sus miserias, al margen de convenciones, revelando su meollo humano particular y social.


Onetti y Roberto Arlt comparten aromas de desesperanza. Pero la desesperanza de Onetti, expresada en una prosa bellísima, tiene un aire pausado, como su ritmo al hablar, o al fumar. Roberto Arlt tiene una desesperanza vigorosa. Quizá tenga que ver con que el primero llegó a viejo y el segundo no pudo. Nació con el siglo XX y murió a los 42 años de un paro cardíaco. Ha habido controversia en la valoración del legado literario de Roberto Arlt, pero despejemos cualquier duda: Onetti lo admiraba.

martes, 3 de septiembre de 2013

Diario de un amargado, de Federico Montalbán López

La foto canónica de escritor (yo mismo tengo una) incluye una estantería repleta de libros en el fondo (desenfocada para no dar pistas de las preferencias literarias), cabeza pesadamente soportada por la mano y brazo acodado en mesa o sillón. La que me he podido conseguir en la red del autor Federico Montalbán López le muestra pelando papas, frente a su portátil, en una cocina de aire ochentero, si no setentero. Lleva corbata y delantal.

Diario de un amargado, editado por Morsa, es literatura en pantuflas y de la buena. Tiene forma de diario, así que no sé si es una novela, ni creo que importe. Son las anotaciones de un personaje que podría ser yo mismo o cualquiera de ustedes. Está en el paro, obligado a hacer de amo de casa, con dos gemelas pequeñas y revoltosas, con una esposa y un hermano que desarrollan una exitosa carrera profesional y unos padres enfermos. Es decir, un personaje bastante corriente si no fuera porque padece la suficiente lucidez para estar en las fronteras del desequilibrio mental y ser capaz de contarlo, con no pocas referencias literarias, de una manera que rezuma inteligencia y humor en cada línea. A mí me resultan especialmente graciosas sus conversaciones con un ratón que le da la contraparte.

Redondea el libro unas muy buenas ilustraciones, que vienen al pelo de las entradas del diario.

La editorial es Morsa, que debe ser pequeña y quizá haya incluso desaparecido. El enlace a ella que he encontrado en la red no se actualiza desde hace mucho, tanto que ni siquiera aparece este libro, que es posterior a esa fecha.

No he llegado a este libro por Babelia precisamente. Un amigo nos lo recomendó hace tiempo y en una visita a Barcelona reciente nos entregó el ejemplar.

Si en la entrada anterior escribía sobre la literatura que reflexiona sobre la desigualdad y denuncia la injusticia, en esta defiendo un libro que refleja el mundo íntimo de un fulano que podría ser uno de nosotros que acertara a juntar letras con tanto arte. Inescrutables son los caminos de la literatura.

lunes, 26 de agosto de 2013

Morir despacio, de Alexis Ravelo

Ni se me ocurre pensar que la literatura tiene que tener un fin social, ni siquiera "útil", porque a ver qué hacemos entonces con Borges, o con los que nos zambulleron en su mundo propio y nos hicieron olvidar el pálpito de las calles o los ronquidos del vecino. Bajo esa etiqueta de literatura social, o de denuncia, o comprometida, más de un autor, y más de dos, se han creído con derecho a aburrir al lector hasta hacerle soltar babas y abatirle la cabeza sobre el sillón. 

Alexis Ravelo cree en la novela negra, según expone como nota del autor en Morir Despacio "...como forma de relato que remite a la realidad, reflexiona sobre la desigualdad y denuncia la injusticia, un texto de gozo que resulta ser exactamente lo contrario de la novela burguesa". En Morir despacio, demuestra palmariamente que es compatible escribir una novela sumamente entretenida (de gozo) y al mismo tiempo provocar la reflexión sobre aspectos poco visibles, o que no queremos ver, de nuestra sociedad.

Esta no es su última novela publicada. Si no me fallan las cuentas después ha ido a la librería La estrategia del pequinés, con editorial Alrevés, y está aún pendiente de publicación, y brillantemente premiada, La última tumba.

La lectura de Morir despacio me ha provocado un estado y unas reflexiones antagónicas, y me explico. Ciertamente ha provocado un estado de gozo: la historia es entretenida, los personajes (los buenos) son cercanos y empáticos, los malos creíbles (me encanta la escena con Navarro, el protagonista malvado de la novela, que ha construido su chalet sobre un camino real) y existen una serie de guiños literarios y musicales. Como guiño, valga de ejemplo que un personaje secundario sufre una crisis de conciencia estando de vacaciones en Atenas: ve a un viejo tuerto que protesta en la plaza Síntagma. Decía Borges, que el no era más que un pobre poeta ciego, como Homero.

Sin embargo, frente a este positivo gozo en la lectura (al final los buenos ganan, como tiene que ser) queda un pozo profundo de preocupación. En Morir despacio los supuestos representantes de la sociedad son sus caciques. Burgos, el malo más malo, pero también secundario por distante, podría ser real, tener el apellido igual al nombre de otra provincia española y andar promulgando leyes que beneficiaran a multinacionales del petróleo y la energía eléctrica en perjuicio evidente del interés general. Preocupa que un personaje así pudiera ser real. La sociedad aparece secuestrada porque sus posibles liberadores, los medios de comunicación, se encuentran a su vez maniatados. Sabemos ya que las ruedas de prensa merecen cada vez menos ese nombre. Se pactan preguntas, cuando no se prohíben directamente,  y medios a intervenir. Se establecen tiempos de conexión determinados con las televisiones donde se ajusta exactamente el contenido a mostrar.

Preocupa, porque la libertad en nuestra "democracia" se va reduciendo, porque es la "ficción" de una novela negra la que asume los papeles que una prensa bovina no puede, sin perder el pasto. Y para colmo, Morir despacio, no transcurre en Los Angeles de los años treinta, sino en las calles que ahora mismo, mientras escribo esta entrada, estoy mirando por mi ventana.


domingo, 18 de agosto de 2013

Elogio de la ociosidad y otros ensayos, de Bertrand Russell

Leer a Bertrand Russell mitiga mi desasosiego. No sé si va conmigo o con los tiempos, pero me cuesta encontrar a qué asirme para levantarme tras los palos que me da el periódico. No sé si hay un sistema planificado por mentes malévolas para confundirnos o si surge espontáneamente de un totum revolutum que no entiende ni Dios. Este mundo es el imperio de la confusión.

Hay quien dice que son cosas del tardocapitalismo o del posmodernismo y que el estado del hombre actual es el líquido. Que nos tenemos que adaptar al envase y renunciar a las viejas fijezas. Si hoy toca creer en la productividad y trabajar en un burger, mañana tocará suspirar por el crecimiento espiritual y cobrar por clases de meditación Zen al estilo minijob para comprar el último Galaxy y suma y sigue. Puede que tengan razón, o simplemente se estén adaptando a la forma de una berza.

¿Quiénes son los buenos y quiénes los malos? Pues Bertrand Russell no va a despejar las dudas porque una pregunta así es de suyo un error, pero leerle es encontrar el reposo  en el sentido común y la bonhomía.

Este hombre pensaba, una costumbre hoy en desuso, al menos de esta forma, sin vías estrechas, a lo ancho. Tampoco nos dan tiempo para pensar, sin un respiro y con tanta información desinformante. A este respecto, Russell, que siempre gozó de una posición acomodada, supo criticar cómo las malas condiciones de vida que implican el agobio constante de una sociedad capitalista impiden la realización cabal de las personas, desde su crecimiento propio hasta la adecuada educación de los hijos.

Su generación tuvo que pensar. Tragarse dos guerras mundiales en una sola vida no podía ser normal. Recordemos que fueron los años de Alan Turing, Albert Einstein, Ludwig Wittgenstein, Frederick Copleston (no vean su debate con Russell en Youtube sin tomarse una tila o un par de vodkas) y tantos otros que no tenían los medios de hoy en día pero sí un cráneo en la parte alta del cuerpo relleno de neuronas efervecentes.

Así que a Russell le dieron el premio Nobel de Literatura en 1950. Se merecía uno y no debieron encontrar otro que se le adaptara mejor. Russell contribuyó fundamentalmente a la lógica, a la matemática y a la filosofía, por un lado, con escritos técnicos rigurosos; y por otro a la economía, el sentido común, la sociología y el deleite con textos como estos ensayos que he leído. La academia sueca le entregó el premio "en reconocimiento de sus escritos variados y significativos en los que defiende los ideales humanitarios y la libertad de pensamiento". Su contribución a lo que yo entiendo como literatura no fue mucha, ni falta que le hizo.

Para que se hagan una idea de la independencia de pensamiento que ejercía diremos que estuvo un par de veces encarcelado a pesar de su prestigio y abolengo; que intentaron vetarlo en la universidad americana por sus ideas acerca de la libertad sexual; que su compromiso con el pacifismo le hizo mediar entre las potencias en conflicto, con mejor o peor fortuna.

Si tienen sobre la mesa de noche un ladrillo de papel pueden apartarlo y darse un respiro. Cojan aire con Bertrand Russell.




sábado, 27 de julio de 2013

Pedro Páramo, de Juan Rulfo

Borrar la frontera del tiempo, que separa el presente del pasado. Que la abuela volviera a traernos el desayuno a la cama. Que se mezclaran los muertos con los vivos. Que tuvieran más presencia los rostros de los fantasmas que nuestras propias caras. Que no pudiéramos acertar el año en que vivimos en una casa que fue derribada dentro de doce años para construir sobre sus ruinas la que ocupamos ayer. Que viajemos por caminos polvorientos en busca de nuestro padre, que nos abandonó hace tanto atrás y le encontremos antes de concebirnos, ejerciendo de cacique implacable y traficante de vidas. Que distingamos a duras penas en retratos color sepia a rebeldes cristeros, seguidores de Pancho Villa, a pelones del ejército oficial o el pasmo de Carranza cuando lo mataron en Tlaxcalantongo.

Pedro Páramo es una revoltura del tiempo en forma de poema familiar y de pueblo. Decía no sé quien que la vida es caótica y el escritor en sus historias le pone orden. En aras de la poesía puede desbaratarse un plan demasiado cuerdo. Juan Rulfo ordena el desorden o desordena el orden para regalarnos, no un libro, sino un mundo.

miércoles, 24 de julio de 2013

Cuentos de Wessex, de Thomas Hardy

La mejor manera de llegar a un libro es la recomendación de un amigo. En este caso fue John Irving quien cita a Thomas Hardy en las primeras páginas de Personas como yo, que tuve el gusto de regalar a una persona que quiero mucho.

Tengo la fea costumbre de intentar leer los libros que regalo antes de entregarlos, si el tiempo me lo permite. Si los compro en un viaje, los voy leyendo en el avión. Es mi manera de saber exactamente qué estoy entregando. Con Personas como yo me dio tiempo suficiente para hojear las primeras páginas y encontrar algunas referencias literarias de las que proviene la curiosidad por Thomas Hardy. Y siguiendo la cadena de libros y amistad, estaba de librerías con Riforfo Rex cuando cayó en mis manos este volumen de los cuentos completos de Thomas Hardy. Riforfo me invitó a él, como quien invita a una copa, y me lo llevé a casa contento como unas pascuas. 

La primera colección de textos son los Cuentos de Wessex. Para establecer un paralelismo sincrónico y literario les diré que Thomas Hardy nació en 1840 en Inglaterra, tres años antes que Benito Pérez Galdós en Las Palmas de Gran Canaria. Como D. Benito, usaba bigote, si bien mucho más cuidado, alzado por las puntas y acicalado. En la foto que habitualmente se distribuye de Thomas Hardy en la red, ese bigote divide una cara en la que la mirada es severa, dirigida, no al espectador sino hacia un lado, y la vestimenta impoluta.

En los Cuentos de Wessex Thomas Hardy recupera historias de la tradición con un, a mi juicio, esmeradísimo trato y gran perfección de estilo. Se imbrica el paisaje y los tipos humanos conformando esmeradas postales de lo que suponemos la Inglaterra de aquellos tiempos.

La primera historia trata de la irrupción inoportuna de tres personajes en una celebración familiar generándose un juego de ingenio y malentendidos con fugitivos y horcas de por medio.

La segunda historia es tan corta como deliciosa, y la destripo (tápense los ojos para no seguir leyendo) al revelarles que se trata nada menos que de la incursión furtiva y en persona del mismísimo Napoleón en tierras británicas para planear su invasión.

Los siguientes cuentos empiezan a mezclar temas amorosos con los relativos a maldiciones, encantamientos y aventuras. En varios de ellos, especialmente en el magnífico "Vecindad", la trama amorosa es el sustento de las historias. Hardy da un tratamiento contenido y profundo al amor entre sus personajes. Por una u otra circunstancia, no se revela a las claras y se convierte en el potente río subterráneo que riega sus historias. Son amores, si no imposibles, difíciles de realizar por el muy diferente tipo de vidas que llevan los implicados.

En "El predicador desconcertado", quedamos atrapados en el mundo de los contrabandistas de licores de la Inglaterra de la época de la mano de una protagonista femenina de fuerte carácter. Un joven predicador queda casualmente enredado en estas aventuras. Es una historia amable donde el narrador  nos propone claramente quedar del lado de los "delincuentes" frente a la policía fiscal de la Corona.

Lo que me ha sorprendido muy gratamente es la extraordinaria y precisa maquinaria narrativa de Thomas Hardy. El hilo de la historia, los personajes, los sentimientos, los paisajes, los desarrollos, el ritmo, van fluyendo con gran armonía y ligereza. Parece que todo sucediera con la necesidad del  curso de la naturaleza. Que no existiera otra forma de que sucediera, ni ninguna mejor de contarlo.

sábado, 20 de julio de 2013

Gracias, gracias, gracias...

El pasado jueves, día 18 de Julio, se presentó en el Museo Domingo Rivero nuestro libro Papiromanía.

No hay palabras suficientes para expresar el agradecimiento que sentimos hacia todas las personas que nos acompañaron. El  cariño se podía palpar en cada saludo, en cada abrazo y en cada sonrisa.

También la suerte estuvo con nosotros, justo ese día era anunciado el fallo del VXII Premio de Novela Negra Ciudad de Getafe recayendo en Alexis Ravelo, nuestro presentador, maestro en letras y amigo.

Cerrábamos además "el curso" del Museo Domingo Rivero, que reanudará sus actos culturales a la vuelta del verano. Desde aquí expresamos nuestro agradecimiento a Pepe Rivero y todo el personal del museo.

Los cuatro autores con Alexis Ravelo

Una vez pasados los nervios iniciales les puedo confesar que me encontraba tan a gusto como sólo  puede uno estar entre amigos. Fluyó la energía positiva y creo que conseguimos que los presentes se llevaran una idea clara de nuestro libro. En definitiva, el protagonista era él, con sus poquitas pero contundentes páginas y su vestido negro.

Siento que también debo cerrar esta entrada como comienza, con un gran GRACIAS.

sábado, 13 de julio de 2013

Papiromanía, en la radio



Los autores de Papiromanía estaremos mañana domingo 14 de julio de 2013 en 7.7 Radio a partir de las once de la mañana con Manuel García en su programa Siglo XXI...con perdón. Además, a partir de las doce, uno de nosotros, Rubén Benítez Florido, continuará en la tertulia del programa. Los diales en los que se puede escuchar en Gran Canaria son: 89.6 para Las Palmas de G.C. y San Bartolomé y 87.6 para Gáldar y Telde. Les dejo el enlace a su página aquí debajo, pinchando en el logo de la emisora.




Por otro lado, el martes 16 julio de 12:10 a 13:00 en Radio Agüimes se emitirá una entrevista a los papirómanos, dentro del programa El Secreter de Fátima Melián Díaz. Pinchando en el logo  de Radio Agüimes tienen el enlace a la página de la emisora. Su dial es el 104.5





Desde aquí muchas gracias a ambas emisoras por contar con nosotros.

miércoles, 10 de julio de 2013

Papiromanía. Textos para tiempos difíciles.

El próximo jueves, 18 de Julio, a las 19:30 presentaremos el libro Papiromanía en el Museo Domingo Rivero.

Estaremos presentes los cuatro autores del libro: Ricardo Pérez García, Antonio Lino Rivero Chaparro, Rubén Benítez Florido y Juan José Rodríguez Barrera. Para el acto contaremos con la inestimable ayuda de Alexis Ravelo, al que damos desde este blog las gracias, así como a Pepe Rivero y a todo el personal del museo. La dirección es: calle Torres nº 10, perperdicular a Triana. Bajo esta línea añadimos un enlace a la página del museo.

lunes, 24 de junio de 2013

El amigo Manso, de Benito Pérez Galdós


Fatigar, como decía Borges, páginas de historia es en la mayoría de las veces fatigarse leyendo sobre  guerras, batallas, conquistadores, generales y tantos y tantos "grandes hombres" y sus "grandes hechos". Sobre sus hombros, el que más y el que menos, carga una pila de muertos. Son estos personajes los que copan la historia, como los corruptos y maníacos los titulares de los periódicos. Pero la historia está hecha por todos los hombres. Por la manera en la que amasaron el pan, educaron a sus hijos o amaron a sus parejas. Por la manera en la que dormían o se vestían. Por cómo sobrevivían.

La pluma afilada de Francisco Umbral escribió que Benito Pérez Galdós tenía alma de portera. Leemos a Galdós y lo consideramos un elogio. En El amigo Manso, vuelve a ejercer de notario y voyeur que nos mete en las casas de la gente y nos enseña cómo se cocían los garbanzos en el siglo XIX. Máximo Manso, que se declara ficticio e inexistente desde la primera línea, nos presta sus ojos y su voz para conocer la vida de un profesor de filosofía y toda una serie de personajes de la sociedad de la época. Su historia es la de un hombre íntegro, capaz, reflexivo, formado, inteligente, que domina la palabra escrita y que fracasa en la sociedad en la que vive. ¿Les suena? ¿Estamos hablando del S. XIX? Su alumno o discípulo, Manuel Peña es quien se lleva el gato al agua. Por supuesto, el gato tiene también nombre de mujer. Manuel es un joven de acción, inteligente, bien parecido y extraordianario orador, si bien, torpe al escribir.

Galdós nos abre las puertas de las casas, nos invita a pasar y nos presenta a sus habitantes. Con él aprendemos que a aquellas alturas del siglo se usaba aún el reto a duelo, que los gatos eran habituales en las casas y sobre estos pequeños detalles la estructura de la sociedad por sus tipos. La  supervivencia era aún imposible para la mujer de manera independiente. Necesariamente debían buscar cobijo bajo un hombre. La vieja Dña. Cándida recurre a la astucia y el parasitismo para mantener el tren de vida que perdió al morir su marido. El gran personaje femenino de la novela, Irene, parece capaz, a los ojos de Manso, de conseguir la independencia, pero finalmente cae bajo las ruedas del sistema. Máximo Manso cambia la alta opinión que tenía de ella. No sabemos (Galdós no quiso que lo supiéramos) si este cambio es una defensa de Máximo para superar su pérdida o una apreciación objetiva sobre la muchacha.

Si esta novela tiene malo, éste es José María Manso, hermano de Máximo. A su vuelta de las américas monta un partido político y trata de ganar influencias. Lo hace de manera programada y perversa. Usa el poder que gana para intentar someter a Irene a sus deseos. A su calor se calientan una buena serie de personajes secundarios que despliega Galdós: nobles que exhiben sus títulos, un poetastro soporífero, etc. El cuadro que pinta el escritor canario es el páramo de la mediocridad. En él Máximo Manso es una mancha fracasada y aislada, o exitosa a su manera y según sus valores, pero igualmente aislada. Por otro lado, su alumno Manuel Peña, es una pincelada brillante que ha sabido adaptarse a las sombras del cuadro galdosiano.

lunes, 17 de junio de 2013

Fortunas y adversidades de Sherlock Holmes, de Carlos Pujol

"-Le veo muy divertido, Holmes. Ayer leía las actas del proceso de Lacenaire, pero este librote tan voluminoso de ahora debe de tratar de algún asunto más festivo.
-De librote nada. ¿No ha leído usted El Ingenioso hidalgo...? Es tan bueno que su autor merecía ser inglés."

Carlos Pujol,  Fortunas y Adversidades de Sherlock Holmes

Editorial Menoscuarto editó en 2007 este libro compuesto por dieciséis cuentos o escenas de la vida del famoso detective británico, contadas desde la voz del doctor Watson. Son delicados pastelillos que evocan, como evocan los aromas, el sabor de la casa de Baker Street.

Carlos Pujol ejerce de Pierre Menard e iguala o supera sus méritos. Pierre Menard tuvo que olvidar la historia de trescientos años para transportarse a principios del siglo XVII. Carlos Pujol se metió en el pellejo del británico Arthur Conan Doyle y reprodujo finas ironías, gravitaciones en torno a una reina, una cultura, un mundo y unos símbolos. La plácida lectura permite vislumbrar el holmesianismo de Carlos Pujol, luego confirmado con informaciones encontradas en la red. Sólo alguien acostumbrado a leer y disfrutar los textos del detective británico pudo escribir estos deliciosos textos.

Queda pendiente continuar la investigación sobre la figura y la obra de Carlos Pujol. Fue traductor, ensayista, crítico, editor y escritor de novela, cuentos y poesía. También la Editorial Menoscuarto es una puerta abierta a la curiosidad de a quienes nos gusta leer. Miraremos, si no con lupa, sí con atención a través de ella.

viernes, 14 de junio de 2013

Madame Bovary

Ojalá pueda mantener mi firme decisión transitoria de escribir, aunque sólo sea unas líneas, sobre lo que vaya leyendo. Hoy le toca a Madame Bobary, como si de ella se hubiera escrito poco. Comprendan que lo hago más por obligarme a la reflexión consciente, y así sacar punta a mi memoria, que porque quede mucho que decir sobre la novela. Advierto de que en esta modesta entrada se aludirá al argumento, por si alguien quiere prevenirse de ese peligro.

Como casi siempre que leo lo archiconocido, se me vienen abajo las ideas previas. Me esperaba que la novela supusiera, si no una exaltación, sí una defensa del amor romántico, y es más bien todo lo contrario. Lo esperaba por ignorancia, ¿para qué nos vamos a engañar? He leído que fue precursora del naturalismo, o del realismo y, desde luego, el amor romántico queda más bien por los suelos. Gracias a Flaubert, nos reímos de él a mandíbula batiente. La famosa escena erótica en el carruaje por las calles de Rouen, de la que tanto me habían hablado, tiene muy poco de erótica, ni falta que le hace, ni creo que fuera la intención del autor. Los órganos estimulados del lector son los que tienen que ver con la risa, no busquen más abajo del cuello, en cualquier caso. La leí a la hora de la siesta de un jueves y creo que a mis vecinos no les hizo ni pizca de gracia.

Esta novela llevó a Flaubert ante los tribunales, por mostrar abiertamente el adulterio, el suicidio, la mediocridad de la vida cotidiana y atentar contra la moral pública.

El pobre Carlos Bovary, descrito magistralmente desde sus años mozos, es un médico que no pasa las fronteras del pueblo y que ama a su mujer. No sabemos bien si es así de bobo o se lo hace, con el fin de mantener a Emma a su lado. El hombre da un perfil de poca energía y carácter. Su mujer, Emma Bobary, quiere convertirse en mujer de mundo, traspasar las fronteras del pueblo, llegar a París, pero como muy lejos llega a Rouen. No le falta belleza y gracia para que los hombres se fijen en ella y toma dos amantes que se quedan cortos al tamaño de sus fantasías. También se le quedan cortos los ingresos de su marido y no falta un prestamista siniestro que se aprovecha de su ambición hasta llevarla a la bancarrota. De la quiebra, Emma llega al suicidio. Hay un capítulo adicional, con Emma ya muerta, que me desconcierta por las descripciones algo morbosas en torno al cadáver. No parece que Flaubert tuviera ningún cariño a los personajes.

Me quedan de manera especial en la memoria un par de escenas y matices.
-La pobre Berta, hija del matrimonio y que da cierta lástima, descolgada de sus padres.

-La magnífica escena en la que Flaubert intercala el discurso de unos políticos en una feria de ganado con los requiebros de uno de los aspirantes a amante de Emma Bobary. El primero hila un discurso político intachable, el segundo una oratoria romántica de verdadero profesional de la seducción.

-Por último, el intento de Carlos Bovary de reparar mediante una operación la minusvalía de un pobre diablo con pies planos. El médico es arrastrado hacia esa intervención por el famaceútico del pueblo,  ávido por despuntar socialmente a toda costa. Éste insiste en mantener unos vendajes después de la operación cuando ya se intuía que nada había salido bien. Llevan al desgraciado hasta la gangrena. A punto está de morir pero la intervención de un gran médico de la época consigue que la cosa quede nada menos que en la amputación de la pierna. Este capítulo demuestra la inoperancia de Carlos Bovary. Lo único grande que intenta, a instancias de la fe de otro, acaba con desastrosos resultados.

La novela es encomiada como una de las cumbres de la literatura, también como bisagra entre el romanticismo y el naturalismo o realismo. Mario Vargas Llosa la nombra casi siempre que interviene en un acto público y le ha dedicado al menos un ensayo (La orgía perpetua). Para el autor peruano es una de esas obras en las que se llega a lo que considera la cima en el arte de escribir historias: que el lector se abstraiga en un mundo de origen ajeno, pero que vive como propio, como un sueño, si no como una realidad, traspasando la frontera física de un simple papel blanco y unos símbolos negros. Ahí es nada el asunto.



martes, 11 de junio de 2013

Estuvimos en La Feria del Libro

Papirómanos en Madrid
Sin saber muy bien cómo, pero sí dónde, en un bar de Telde donde nos reuníamos a disfrutarnos hablando de libros y algún que otro asunto, estos cuatro tipos nos acabamos llamando papirómanos, y a nuestra común afición, papiromanía. El nombre surgió de una manera natural y la hemos estampado en la portada de un libro.

Que conste, antes que nada, que somos un grupo de amigos, no un partido político, es decir, que cada uno piensa por sí mismo y mantiene su independencia, de tal modo que escribo este post sólo en mi nombre.

A mí me abruman las librerías, al tiempo que me fascinan. Ver tantos y tantos libros y saber que sólo son la punta de un iceberg descomunal me da una medida de la insignificante que soy como lector y no digamos ya la mota de polvo que soy en ese cosmos como escritor. Así que me sorprende la altanería que supone poner otro libro más en este mundo. Pero lo hemos hecho, como si faltaran letras por escribir, o sobraran ojos para leerlas. Con la más absoluta irresponsabilidad hemos juntado unos cuantos de nuestros textos y los hemos puesto sobre papel, y encima nos hemos apostado junto a ellos en la Feria del Libro de Las Palmas como preveyendo que alguien se interesaría por ellos, y por si fuera poca chulería, nos hemos ido también a la Feria del Libro de Madrid y hemos hecho tres cuartos de lo mismo. El tamaño de nuestra osadía es sólo comparable al de nuestra ilusión.

Y valió la pena. Haciendo balance con la cabeza fría, valió la pena porque pude traerle a Mercedes un libro de Luís Alberto de Cuenca dedicado a ella y charlar dos veces con el autor. Valió la pena porque vi cómo dos papirómanos conseguían una dedicatoria del poeta Luís García Montero a otro de nosotros que esa mañana continuaba en Barajas. Vi como ese lazo papiromaníaco se cierra cada vez más y la papiromanía se va convirtiendo en enfermedad crónica e incurable. Valió la pena porque estuvimos juntos y el año que viene queremos volver. Valió la pena porque a alguno de nosotros la experiencia le pareció tan fascinante que, a pesar del cansancio, le costó conciliar el sueño la noche del sábado, como si fuera un niño en la Noche de Reyes.
Pepe Correa y Emilio González Déniz en el Parque San Telmo

Sí, fuimos una gota en un océano, una lágrima en la lluvia. En la medida de nuestras fuerzas formamos parte de aquella celebración del libro y querremos seguir formando parte en el futuro.

Pego, en la parte superior de esta entrada, una foto hecha por Tere Pérez Betancor, a la vez prueba de que estuvimos allí, donde figuramos los cuatro (Ricardo un poco de soslayo) con Montse e Isaac, de la distribuidora Maidhisa,S.L.

También pego, en el final, otra foto que tomé de Pepe Correa y Emilio González Déniz en San Telmo. Dos sonrisas estupendas.



sábado, 8 de junio de 2013

Una novelita lumpen



"Después de eso mi hermano dejó de contar cosas de ellos. Mi actitud, lo sé ahora, era la de alguien que tenía los ojos abiertos, mientras mi hermano y sus amigos vagaban por lugares reales o imaginarios con los ojos cerrados. Tener los ojos abiertos, por otra parte, equivalía a consumirse. Me consumía"
   Roberto Bolaño, Una novelita lumpen





Lo de novelita será cosa de Roberto y más bien por el volumen, 150 páginas escasas en letra de buen tamaño, en la edición de Anagrama. Nos vamos haciendo mayores y la presbicia hace mella en nuestra vista. La novelita es una novelaza, publicada en 2002, el año anterior al de su muerte.

Novela en la que unos pocos personajes perdidos, dos huérfanos no sólo de sus padres sino de la vida, su par de amigos y un decadente y ciego actor del cine de serie B de los 70, se las componen para acomodarse en el mundo, concretamente en Roma. Podía ubicarse, con estos perfiles, en la ciudad universal en la que vivimos todos. Roberto Bolaño usa la voz de la chica joven, peluquera de barrio, para guiarnos a través de esta historia. Y se las amaña tan bien, que su registro tiene una redacción perfecta y fluída, es creible y nos zambulle inmediatamente en la historia.

La novelita podría derivar en una historia más de crímenes de barrios bajos. Sin duda los apunta, pero sólo para enredarnos sin que queden en nada definidos. Esta es una historia si no de amor, sí de afectos, que se intuyen y no se atreven a llamarse por ese nombre. Ese nombre obsceno de Amor queda reservado para otras clases sociales, para otras novelas y otras películas. En este barrio de Roma no suenan violines, sino las discusiones de los vecinos, las televisiones a todo meter, el fregoteo de los platos y el llanto de los niños en pisos diminutos.

jueves, 30 de mayo de 2013

Papiromanía en San Telmo

El libro Papiromanía ya está disponible. Nos estrenamos en la caseta de Librópolis en el Parque San Telmo, para la Feria del Libro de Las Palmas. Antonio y yo (el primero y tercero en esta foto de Izquierda a derecha) estaremos en la caseta hoy jueves 30 de mayo a partir de las 18:00.


Rubén Benítez y su "Sísifo Merece Ser Feliz" en la Feria del Libro de Madrid



Nuestro amigo Rubén Benítez presenta y firma su nuevo libro, Sísifo merece ser feliz en la Feria del Libro de Madrid. La firma tendrá lugar en la caseta 36 de UDL Libros,S.L. de 19:00 a 21:00 horas del día 31 de mayo, viernes.
¡Enhorabuena por el alumbramiento!

jueves, 9 de mayo de 2013

Papiromanía. El sábado 1 de junio en Madrid. Rectificación.


Por error, en el post anterior informamos que estaremos en la Feria del Libro de Madrid el día 2 y no es así. Estaremos el sábado día 1 de junio en la caseta 37 correspondiente a Distribuidora Maidhisa, S.L. en sesión de tarde.
Adjuntamos el enlace de la página de la Feria.

http://www.ferialibromadrid.com/expositores_ficha.cfm?id=3724

lunes, 6 de mayo de 2013

Papiromanía. Textos para tiempos difíciles.

La amistad y la literatura me han unido a Ricardo Pérez García, Rubén Benítez Florido y Antonio Lino Rivero Chaparro. Hemos juntado unos cuantos de nuestros mejores textos ( mira que ha sido difícil elegir), les hemos puesto unas ilustraciones sencillas pero muy nuestras, artesanales como los queques de la abuela, y se los hemos dado a Anroart Ediciones para que los publique en un volumen que saldrá en papel próximamente.

Estaremos en el stand de Anroart Ediciones en la Feria del Libro en Madrid el día 2 de junio, en sesión de tarde.(ERROR: estaremos el día 1 de junio, sábado por la tarde. Corregido en el post posterior, y será en el stand de Distribuidora Maidhisa,S.L.). Si estás por la capital esos días o vives allí y quieres que te rayemos un ejemplar con nuestras firmas, o saludarnos, o hacernos un escrache, o lo que sea, allí estaremos.

Posteriormente haremos la presentación del libro en Las Palmas de G.C., en alguna fecha y lugar aún por determinar. Ya lo anunciaremos en nuestros blogs que, aunque están enlazados a la derecha en éste, pongo a continuación.

Blog de Ricardo Pérez García:
http://nopuedousarlaeneconbigote.blogspot.com.es/

Blog de Antonio Lino Rivero Chaparro:
http://elparaisorecobrado.blogspot.com.es/

Blogs de Rubén Benítez Florido:
http://blogderubenbenitez.blogspot.com.es/
http://www.canarias7.es/blogs/avueltadecorreo/



¿Qué son estos "textos para tiempos difíciles"? Una colección de 24 textos cortos, en poco más de cien páginas, escritos por cuatro autores. Hemos logrado domeñar nuestros egos y apretuñar parte de nuestra obra en un solo volumen.

¿Por qué para tiempos difíciles? Porque son un antídoto contra la mala uva que nos deja leer el periódico. Te permitirán despejar la mirada hacia un paisaje fértil de humor y de reflexión literaria. Los textos son ficciones ligeras con humor, con nostalgia (pero sin tristeza) y reflexiones sobre lo que han escrito maestros de la pluma.




domingo, 14 de abril de 2013