sábado, 27 de julio de 2013

Pedro Páramo, de Juan Rulfo

Borrar la frontera del tiempo, que separa el presente del pasado. Que la abuela volviera a traernos el desayuno a la cama. Que se mezclaran los muertos con los vivos. Que tuvieran más presencia los rostros de los fantasmas que nuestras propias caras. Que no pudiéramos acertar el año en que vivimos en una casa que fue derribada dentro de doce años para construir sobre sus ruinas la que ocupamos ayer. Que viajemos por caminos polvorientos en busca de nuestro padre, que nos abandonó hace tanto atrás y le encontremos antes de concebirnos, ejerciendo de cacique implacable y traficante de vidas. Que distingamos a duras penas en retratos color sepia a rebeldes cristeros, seguidores de Pancho Villa, a pelones del ejército oficial o el pasmo de Carranza cuando lo mataron en Tlaxcalantongo.

Pedro Páramo es una revoltura del tiempo en forma de poema familiar y de pueblo. Decía no sé quien que la vida es caótica y el escritor en sus historias le pone orden. En aras de la poesía puede desbaratarse un plan demasiado cuerdo. Juan Rulfo ordena el desorden o desordena el orden para regalarnos, no un libro, sino un mundo.

3 comentarios:

Riforfo Rex dijo...

Muy buen comentario

Ela Alvarado dijo...

Genial el final, invita a leer y a sumergirse en ese mundo literario que parece yermo y está tan vivo, ¿vivo?

Rubén Benítez dijo...

La de Rulfo es una prosa poética o una poesía prosaica, como prefiera decirse, que invita no sólo a la melancolía, la que dejan los muertos que siguen teniendo presencia en la vida, sino a la reflexión sobre el sistema caciquil y la explotación que suele imperar en América Latina.
Sin duda, el libro es una de esas joyas imprescindibles que se debe leer, al menos, una vez en la vida.