jueves, 31 de mayo de 2012

Hacia una definición negativa del amor o a modo de desahogo


A los filósofos antiguos (precisen ustedes qué filósofos y con cuanta antigüedad) llegó un momento en que empezó a resultarles más fácil (quizá simplemente posible) definir a Dios de manera negativa. Se trataba de señalar una silueta rellenando un fondo con aquellas cosas que “no eran Dios”. Fue un truco poco serio, que me perdonen, que no hizo más que sembrar dudas sobre la existencia misma del Ser. Cuando la tinta corre surgen explicaciones que poco tienen que ver con la realidad, historias que no son Historia, soluciones que no encuentran problema, elegías a padres muertos de los que por fin se puede heredar, lágrimas de cocodrilo, loas al amor...¡Ay el amor! ¿Existe? ¿es cognoscible? ¿es comunicable?
El amor no es pasear un carro entre dos con las caras llegando al suelo un domingo por la tarde.
El amor no es estar siempre donde no quieres estar, quizá con quien no quieres estar.
El amor no es correrte y salir corriendo, ni que te corran después de haberse corrido.
El amor no es aguantar un chaparrón de chorradas con cara de tonto a ver si cae.
El amor no es una cursilería detrás de un lugar común, una mariposa y una flor.
El amor no es levantarse mal y que te aguanten, ni levantarte bien y aguantar.
El amor no son cuatro con cuatro móviles. Ni siquiera tres con un solo móvil.
El amor no es cambiar playas de piedra por playas de arena.
El amor no es leer el Marca y el Hola sin mirarse a la cara.
El amor no es pelearse por el mando a distancia.
El amor no es renunciar al mando por amor.
El amor no es un matrimonio.
El amor no es una boda.
El amor no es un chat.
Y si lo es, que lo crucifiquen y no resucite.
¡Ya sé que me queréis mandar a la hoguera, lectores cabrones!
¡Pero ya vivo en ella, esperando a Krahe!

lunes, 28 de mayo de 2012

El Rey. Poema de Riforfo Rex


Sin dar tiempo a la nada
a que cumpla su sentencia.
Esquivando el grito y su nauseabunda cumbre.
Arremetiendo, fatídico, contra la inerte sangre,
sobrevivo.
Y la razón me da ley.
Y la voluntad me da fuerza.
Y renazco a cada instante, y surto
de nuevas leyes cada reino
que fundo.
Y REINO


Riforfo Rex


miércoles, 23 de mayo de 2012

Ganarse los garbanzos, poema de Agustín Millares Sall

Quisiera ir mañana al trabajo
sin cambiarme de camisa
y con la barba crecida.

No abrir los ojos, mantenerlos cerrados
mientras ruge el motor de la oficina
con chasquido de tiempo triturado.

Volver a casa con las manos metidas
en los bolsillos las inútiles manos
que no han hecho otra cosa que jugar con la mentira.

Sacarlas con asco para entregar el dinero ganado,
y quitarme un gran peso de encima.

Y empezar el trabajo
con el que nadie dice que se gana la vida.


                             Agustín Millares Sall (1917-1989)