jueves, 31 de mayo de 2012

Hacia una definición negativa del amor o a modo de desahogo


A los filósofos antiguos (precisen ustedes qué filósofos y con cuanta antigüedad) llegó un momento en que empezó a resultarles más fácil (quizá simplemente posible) definir a Dios de manera negativa. Se trataba de señalar una silueta rellenando un fondo con aquellas cosas que “no eran Dios”. Fue un truco poco serio, que me perdonen, que no hizo más que sembrar dudas sobre la existencia misma del Ser. Cuando la tinta corre surgen explicaciones que poco tienen que ver con la realidad, historias que no son Historia, soluciones que no encuentran problema, elegías a padres muertos de los que por fin se puede heredar, lágrimas de cocodrilo, loas al amor...¡Ay el amor! ¿Existe? ¿es cognoscible? ¿es comunicable?
El amor no es pasear un carro entre dos con las caras llegando al suelo un domingo por la tarde.
El amor no es estar siempre donde no quieres estar, quizá con quien no quieres estar.
El amor no es correrte y salir corriendo, ni que te corran después de haberse corrido.
El amor no es aguantar un chaparrón de chorradas con cara de tonto a ver si cae.
El amor no es una cursilería detrás de un lugar común, una mariposa y una flor.
El amor no es levantarse mal y que te aguanten, ni levantarte bien y aguantar.
El amor no son cuatro con cuatro móviles. Ni siquiera tres con un solo móvil.
El amor no es cambiar playas de piedra por playas de arena.
El amor no es leer el Marca y el Hola sin mirarse a la cara.
El amor no es pelearse por el mando a distancia.
El amor no es renunciar al mando por amor.
El amor no es un matrimonio.
El amor no es una boda.
El amor no es un chat.
Y si lo es, que lo crucifiquen y no resucite.
¡Ya sé que me queréis mandar a la hoguera, lectores cabrones!
¡Pero ya vivo en ella, esperando a Krahe!

7 comentarios:

Calamardo dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Calamardo dijo...

Efectivamente, las definiciones negativas son tramposas. Podías haber cambiado la palabra amor por la palabra tuerca en tu lista, y su validez no hubiese variado.

Aunque niegas el amor, tu sabes bien, que las personas nos enamoramos, y que enamorarse tiene una vertiente física y otra psíquica.

Sobre la vertiente física puedes encontar bastante información en Internet, si búscas sobre la feniletilamina, la oxitocina o la dopamina.

Sobre la vertiente psíquica cada uno la vive y la expresa de manera propia. Por seguir con tu metáfora sobre la hoguera, amor es vivir en una hoguera y no querer salir de ella porque fuera no espera el frío y el más inmenso de los vacíos.

Por último, existe el desamor, y este está indisolublemente ligado al otro. La existencia del desamor sé que no puedes negarla

Riforfo Rex dijo...

A mí me gusta, me encanta lo de "cuando la tinta corre...surgen soluciones que no encuentran problema... ¡Magnífico!

Juanjo Rodríguez dijo...

A Calamardo que me dijo en privado que quizá se había pasado con el comentario: tu comentario no me molesta para nada. En ningún punto me siento ofendido ni atacado. Gracias.

A Riforfo: la idea de esas soluciones sin problema es un préstamo de...¡Economía de la Empresa! Una de las teorías de funcionamiento de las organizaciones no duda en descubrir comportamientos irracionales. Uno de ellos es el de directivos capaces de inventar soluciones para problemas que no existen (y por contra de no percatarse a veces de los que sí existen).


En general: la idea del texto, que salvo el primer párrafo me parece que es muy mejorable, es la siguiente. Atacar de alguna manera la deificación del amor o quizá sólo de cierta "representación" del amor. Y como Dios, me parece a mí que su existencia, al menos en esa forma, es muy cuestionable; tiene fanáticos que reaccionan violentamente ante ese cuestionamiento y que te pueden enviar a la hoguera.
El insulto final a los lectores, tómese como un recurso burdo que pretende inflamar aún más a los fanáticos.

Como sólo me leen ustedes, amigos, no pasa nada, quizá desgraciadamente.

Juanjo Rodríguez dijo...

Dos citas:
La primera no es literal, tampoco recuerdo de quien es. Nos las contó el profesor de filosofía. Es algo así como: yo no digo que Dios no exista, sino que las cosas pasan más bien como si no existiese.

Otra, literal:
"Si se juzga el amor por la mayoría de sus efectos, se parece más al odio que a la amistad". Es de F. de la Rochefoucauld.

Rubén Benítez dijo...

Yo suelo decir, medio en serio medio en broma, que el amor es una excusa que nos inventamos para olvidarnos de la muerte.
Aún admitiendo esta premisa bastante pesimista (lo reconozco), es una bonita excusa, mucho mejor que otras, como inventarse deidades y apuntarse a una secta mayoritaria que no por ser mayoritaria deja de ser una secta.
Como a mí tampoco me leen muchos, pues ¡hala!, dicho está.

Rosy Robayna dijo...

Lo que no es amor, un suma y sigue, en cambio lo que es realmente yo no lo tengo claro, será porque soy cinturón negro en desamor, y atea en el tema.