viernes, 30 de abril de 2010

Urogallo en Pepitoria, receta de mal gusto

Efectivamente, reconozco que mis recetas adolecen del uso excesivo de productos "de bote", frente a los de huerto y corral. Hoy cambio la tendencia, es decir, rompo una lanza, doy un giro copernicano o establezco un punto de inflexión. Presento, nada más y nada menos, que la receta del urogallo en pepitoria.
Como bien saben es imposible conseguirse una de estas aves en el Mercadona de la esquina, ni siquiera en el Mercado de la Boquería. Sorpréndanse, no se consiguen en internet ni se subastan en ebai. En Canarias decimos que quien quiere lapas tiene que mojarse el culo. Quien quiera un urogallo debe ir de cazador furtivo a los Picos de Europa. No son pocos los riesgos. Si somos sorprendidos por la Guardia Civil seremos multados, si no encarcelados, y muy probablemente nos quiten el urogallo capturado. Si nos sorprende algún ecologista, más nos vale que corramos a la Guardia Civil en busca de socorro. Es una aventura de la que se regresa con el ave, o no se regresa.
El método de captura que recomendamos es el versificado en "La Venganza de D. Mendo" que recojo bajo estas líneas. Este método antiquísimo, ya aparece en la Cantiga septuagésimosegunda bis de D. Enrique Fález, autor apócrifo de D. Alfonso X "El Sabio". Su posterior transmisión a lo largo de los siglos lo llevó hasta el texto de la obra teatral de Pedro Muñoz Seca. Recomiendo este método porque a la par de ser discreto (no produce ruido de fusilería) conserva en buen estado el cuerpo del animal, incluso su plumaje, por si lo queremos usar para rellenar cojines.
"MONCADA.– Ha de antiguo la costumbre
mi padre, el barón de Mies,
de descender de su cumbre
y cazar aves con lumbre:
ya sabéis vos cómo es.
En la noche más cerrada
se toma un farol de hierro
que tenga la luz tapada,
se coge una espada
y una esquila o un cencerro,
a fin de que al avanzar
el cazador importuno
las aves oigan sonar
la esquila y puedan pensar
que es un animal vacuno;
y en medio de la penumbra
cuando al cabo se columbra
que está cerca el verderol,
se alumbra, se le deslumbra
con la lumbre del farol,
queda el ave temblorosa,
cautelosa, recelosa,
y entonces, sin embarazo,
se le atiza un estacazo,
se le mata y a otra cosa."
Ya en la tranquilidad de nuestra cocina nos ponemos manos a la obra.
Se sala el urogallo, se fríe con el aceite hasta que esté dorado y se pasa a una cazuela. Se pica bien la cebolla y los ajos, sofriéndolos a fuego lento en el aceite sobrante de freír el urogallo, hasta que la cebolla se ponga transparente. Incorporar a esto vino blanco, almendra picada, azafrán, un poco de pimienta y un vaso de agua. Se deja que hierva unos 10 minutos y se echa por encima del urogallo. Se echa el perejil y los huevos duros picados y se remueve. Se dejar cocer a fuego lento durante 1 hora aproximadamente, añadiendo agua si fuese necesario (estará hecho cuando se separe bien del hueso).

¿A qué sabe? A crimen.

2 comentarios:

Antonio Lino Rivero Chaparro dijo...

Me gusta el sabor de este texto.

Riforfo Rex dijo...

Recomiéndese previamente -la ignorancia culinaria no asume obviedades - desplumar, destripar y trocear el bicho. Desechar patas, plumas, cabeza. De las entrañas, corazón, pulmón e hígado son aprovechables. Convenientemente guisados y molidos dan consistencia a la salsa.