sábado, 3 de diciembre de 2016

Salir rana, de Pedro Flores

El nacionalismo, el localismo, el calor que produce lo próximo o la mirada con las gafas de cerca hacen que los gentilicios como canario basten a muchos para dar valor al sustantivo que acompañan. Es preferible que el gentilicio sea innecesario.

Esta reflexión la tuve por primera vez en el Museo Néstor. Sus bocetos en tiza y pastel sobre papel de estraza me impresionaron tanto como su óleo más elaborado. Néstor es de esos artistas que, como el Rey Midas con el oro, convirtió en arte lo que tocaron sus manos. El artista y el arte mantuvieron siempre un diálogo natural de compañeros inseparables. Por supuesto, el que naciera en estas islas determinó, como no podría ser de otra forma, de qué manera y en qué temas se materializaría su arte. Al margen de esta cuestión accidental, nadie, haya nacido en Tunte o Pekín, permanecerá indiferente al contemplar El amanecer.

En mi opinión, Pedro Flores es de esos autores cuya voz no necesita gentilicios. Cualquiera que lea poesía en la lengua que nos une encontrará en él un tesoro.

Vicente Gallego ha seleccionado sesenta y tres poemas de la obra completa de Pedro Flores para publicarla en esta antología, Salir Rana, con le editorial Renacimiento. Pedro dice, con el humor que le caracteriza, que los poemas son suyos, pero que el libro es de Vicente Gallego.

En el prólogo, el antologista nos explica cómo conoció al poeta, oculto tras la plica de un premio de poesía. Conjeturó entonces, por ciertos giros del lenguaje, que se trataba de un autor latinoamericano. Quedó sorprendido al descubrir que Pedro estaba mucho más cerca físicamente. Pronto surgió la pregunta de cómo era posible que hasta la fecha le resultara totalmente desconocido, no sólo a él, sino a todo el círculo de poetas que frecuenta. La respuesta de Vicente Gallego es que Pedro no había tenido la fortuna de ser publicado por editoriales nacionales.

Quizá desde Canarias el acceso a estas editoriales sea aún algo más difícil. Para colmo, Pedro Flores no frecuenta ni usa los medios tecnológicos que ayudan a paliarlo. Él mismo se define, en este sentido, “como un hombre de la Edad de Piedra”.

Confío en la visibilidad que la editorial Renacimiento otorgará al escritor. Espero que a partir de ahora, la poesía de Pedro no sea el privilegio de unos pocos, sino el derecho de todos.

3 comentarios:

Ela Alvarado dijo...

Me encanta. Firmo cada palabra. El lugar en el que naces-vives marca tu escritura, cierto, pero yo tampoco creo que un gentilicio deba limitar ni la escritura ni la difusión de la obra. Nunca se sabe dónde podemos tener un maravilloso encuentro con una obra.

qarloff@gmail.com dijo...

Estupenda reseña.

Nieves Delgado dijo...

Totalmente de acuerdo.