lunes, 27 de septiembre de 2010

Grandes Pequeñeces


Los minifundistas de la literatura nos sentimos una clase baja frente a los escritores de novelas. ¡Quién pudiera extenderse durante páginas y páginas y páginas hasta dejar frito al lector más contumaz! Pero te sientas y te salen cuatro cosas y en cuatro cosas cuentas lo que querías contar y sólo te queda ir a la nevera a buscar otra cerveza y releer el texto y corregir ese error que no viste y pasar por alto el que verás en la próxima lectura. Y así siempre. Escritor de pequeñeces. Nos queda el consuelo de los grandes cuentistas, pero pocos fueron únicamente grandes cuentistas. Borges. Tenemos a Borges en un pedestal y le besamos los pies todos los días. ¿Alguien se acordaría de Cortázar si no hubiera escrito Rayuela? ¡Yo que sé! ¡Cómo envidio a los latifundistas literarios! ¡John Steinbeck, por Dios! ¿Cómo puedes mantenerme atento durante 720 páginas! ¡Y Perec!

Pero quiero defender a los pequeños grandes textos desde este modesto blog. Hay obras pequeñitas y fabulosas, completas, redondas, totales e inextensibles. No les falta nada. Entre los “Algunos Textículos” de Alexis Ravelo encontramos esos bonsais, creciendo no ya en minifundio sino en pequeña maceta de un balcón de apartamento que ahora llaman loft y antes celda de castigo. Pequeño pero bello. Destaco “Imposturas”, pero hay otros. Varios. Buenos. Defiendo a los que tienen una literatura corta. Levanto el brazo y grito que el tamaño no importa.

5 comentarios:

Calamardo dijo...

Siempre estaré dispuesto a apoyar a los que proclaman que el tamaño no importa.

Juanjo Rodríguez dijo...

Me autocomento para aclarar que Alexis Ravelo no es sólo escritor de historias cortas. Tiene unas cuantas buenas novelas publicadas. Con una extensión como Dios manda.

Riforfo Rex dijo...

El minifundio literario es la destrucción de la literatura. Viva Pynchon con sus 1300 y pico páginas, viva Mo Yan con sus otras mil y mas. Son escritores que aún creen en la literatura y no meros vendedores que han rebajado sus espectativas para seguir vendiendo su producto. Porque lo que les interesa es vender no crear mundos como hacian Tolstoy y Dostoievsky, como hacía el mismo Dumas con sus novelitas (infinitas) para entretener. Ahí estan los dos enormes tomos de "El pabellón dorado" o el grueso ladrillo de "Viaje a Occidente" proclamando desde la milenaria china qué es exactamente literatura. Ahí están algunos buenos americanos como Hal Oaklay con su Warlock, el misterioso Pynchon con, también , El arcoiris de la gravedad - Lástima su "obra fallida" "La subasta ..." de solo ciento y poco páginas.
Lejos de mí criticar al Gran Ravelo, al mismo Monterroso, engrandecido por su obra más pequeña, o al divino Borges -que no se engañaba con su pereza para escribir- pero no nos mintamos a nosotros mismos, los leemos por comodidad por sumar más con menos esfuerzos, por evitarnos el "duro trabajo" de estar tres meses hablándole a nuestros amigos en las reuniones de los jueves de a dónde fue Leopold después de salir del baño público, o si se hizo o no una paja en la playa, si cometen el terrible error de preguntarnos qué estamos leyendo ahora.

Palos de ciego dijo...

Sin que sirva de precedente, voy a manifestar mi desacuerdo con Riforfo Rex, aunque por el tono de su comentario -ya lo conocemos- creo que lo escribió movido más por la guasa que por la seriedad.
Lo reconozco: tengo predilección por los textos pequeños y/o misceláneos. Prefiero leer tres libros pequeños que uno grande, y no es para que parezca que leo mucho.
Por ejemplo, creo que nunca repetiré en mi vida una experiencia como "Los pilares de la tierra". Deberían cambiarle el nombre por el de "Los pilares del aburrimiento". Ya sé que es un pecado que diga esto, pero hay muchos libros que no he tenido más remedio que terminar simplemente por rentabilizar el tiempo que ya había invertido en él.
Me gustan los cuentos y los microrrelatos, las recopilaciones de artículos y, en general, los libros que mezclan textos de diferente naturaleza.
En contra de Riforfo Rex, yo sí que recomiendo la lectura de Monterroso -"Movimiento perpetuo" no tiene desperdicio-, del idolatrado Borges y sus "Ficciones", de Sepúlveda y su "Lámpara de Aladino", "La increíble y triste historia de la Cándida Eréndida y su abuela desalmada" de García Márquez, etc.
De los "Textículos" de Alexis, me gustaron "Cuento triste", "Alicia descalza" y "Sentido común", además de los dos relatos filosóficos: "Tema para Escher" y "Tema para Berkeley".
En este caso, me parece muy oportuno el dicho popular: "Lo bueno, si es breve, dos veces bueno".
Considero que los "minifundistas literarios" escriben textos cortos no por pereza -a Borges también le gustaba mucho la guasa y, además, antes de narrador había cultivado la poesía y el ensayo, dos géneros que ahorran palabras-, sino por pura inclinación y predilección hacia la miniatura.

Juanjo Rodríguez dijo...

Creo que los dos últimos comentarios son más extensos que el texto comentado. No digo más.