domingo, 28 de noviembre de 2010

Idea para un cuento


El cuento comienza con la recepción de una cena. De momento, tiene un desarrollo público, social. Todo se encuentra a la vista. Las dos viejas hermanas van recibiendo a los diferentes invitados. En la calle hace muchísimo frío. Eso justifica que uno de los invitados, sobrino de las anfitrionas, haya elegido pasar la noche en un hotel con su mujer, al acabar la cena, pues su casa se encuentra demasiado lejos. La camaradería y amabilidad se puede tocar, como el frío físico exterior. El baile se desarrolla con alegría. El sobrino debe trinchar el ganso. Sabe hacerlo y disfruta haciéndolo, ante el público. Ha preparado unas palabras en las que ensalza el papel de sus dos tías. El auditorio le aplaude.

El meollo interior se desvela al acabarse la cena. El sobrino, sinceramente enamorado de su mujer, no ve la hora de verse a solas con ella en el hotel. El amor y el deseo le dominan. Ya sabemos que la familia no había estado demasiado conforme con la elección de la esposa por considerarla de inferior categoría.


Ya marchándose, su marido la descubre emocionada, llorando porque la canción que ha entonado en solitario uno de los invitados le ha traído un recuerdo doloroso. Suben al salón del piano. El cantante se niega a continuar, se encuentra mal de la voz. Había cantado cuando se encontraba casi solo, con los demás invitados en la puerta.

El matrimonio se despide de sus tías y se va al hotel. Éste resulta frío y mal iluminado. Se despliega el mundo íntimo de la pareja. Él desea y ama a su mujer pero, ya en el cuarto y dadas las circunstancias, teme ser demasiado brusco. Indaga para saber qué recuerdo era el que le había devuelto a su esposa aquella canción. Ella le cuenta que antes de venir a casarse con él daba paseos con un joven que la adoraba. Era de naturaleza enfermiza. Una noche la sorprendió un ruido en la ventana. El joven, enfermo, en una noche endiabladamente fría estaba tirando piedrecitas a los cristales. Si ella se marchaba, moriría. Su marido quería saber si ella le correspondía y si su amigo había muerto finalmente.

Efectivamente, había muerto.

El marido se percibe a sí mismo como un idiota, capaz de trinchar gansos, de dirigir palabras a un concurrido comedor, de ser el brillante sobrino, de ocupar la cabecera de la mesa mientras su esposa y muchos de los demás invitados pasan desapercibidos. Pero un idiota, al fin. Ha perdido la escala en su vida íntima. En referencia a su mujer no sabe qué lugar ocupa. Quizá no sepa siquiera quién es.

5 comentarios:

Riforfo Rex dijo...

De varias veces que lo leí, nunca saqué ninguna conclusión de ese cuento. Soy básicamente un "glotón literario". Me voy corriendo a leerlo again.

Riforfo Rex dijo...

Pero me entretuve en otra cosa y lo olvidé por completo. Prometo releerlo en cuanto me acuerde estando cerca de donde creo que tengo el libro.
(A todas estas, pensando en el título del post: ¿el cuento ya está escrito, no? ¿Cómo podría leerlo si no? Es más, ¿cómo podría releerlo, si no?)

Juanjo Rodríguez dijo...

El cuento ya está escrito. La foto es la del Castillo de Dublín. Es "Los muertos", último cuento de "Dublineses". Yo creo que el cuento tiene un desarrollo que despista un poco. Tantas páginas dedicadas a esa parte vista de las relaciones humanas son necesarias para el contraste con la profunda realidad íntima del verdadero protagonista del cuento: la relación entre los dos cónyuges. Yo tuve que releerlo. Lo elogió tremendamente, sin decir por qué lo consideraba tan bueno, un autor que ando leyendo (Enrique Páez) y me dije: lo leí hace tiempo y no lo recuerdo en absoluto. Lo retomé y encontré el brillo del diamante que considero que se encuentra en esa segunda parte. La primera, aunque se nos pueda hacer algo pesada a los impacientes, es necesaria para conformar el todo.

Palos de ciego dijo...

Lo siento pero me he perdido. Sólo he entendido tu reseña después de leer tu comentario. No sabía que se tratase de un cuento de Joyce, sino de una idea original tuya que quizás desarrollarías en algún momento.
Como posible sugerencia, quizás deberías apuntar el título del cuento en alguna parte de la reseña, para que los lectores despistados podamos entender las claves.
En mi caso, además, se suma el agravante de no conocerlo. Aunque, después de haber leído tu reseña, me han entrado ganas de leerlo.

Juanjo Rodríguez dijo...

Era un acertijo bastante complicado. La pista más importante era la foto del Castillo de Dublín. El cuento está dentro del libro "Dublineses" y de ahí venía la relación. Ricardo lo pilló pero creo que fue más bien por una conversación entre él y yo que tuvimos, creo que antes de publicar la entrada. Era realmente difícil.